Al escuchar Miguel Fleta asociamos ese nombre con la amplia avenida que atraviesa la ciudad del cierzo. Sabemos también que fue un importante artista oscense afincado en Zaragoza, pero ¿conoces verdaderamente a esta persona? Te descubrimos la historia de uno de los cantantes más importantes de su tiempo. Su fama y relevancia fue tal que Fleta llegó a ser una de las principales estrellas del Metropolitan de Nueva York. Sigue leyendo y averigua todos los detalles de esta ilustre figura.
Los primeros pasos de Miguel Fleta
Su auténtico nombre era Miguel Burró Fleta. Nació en 1897 en Albalate de Cinca (Huesca) en una familia de 14 hermanos, aunque solo 8 vivieron. Desde pequeño mostró un gran interés por la música y comenzó a formarse de la mano de su padre, Vicente Burro Gayán, y de Lázaro Uriol. Como buen aragonés, comenzó a colaborar con la rondalla de su localidad. Como nos pasa a muchos, no se pudo resistir al encanto de la jota. Gracias a ello comenzó a destacar en concursos de canto.
Esa voz no podía desaprovecharse, por lo que se trasladó hasta Barcelona para continuar sus estudios. Ingresó en el Conservatorio de Isabel II para mejorar la técnica. Más tarde, con el fin de perfeccionar su estilo, acudió a la profesora belga Louise Pierrick para que se convirtiera en su mentora. Con esta mujer consiguió su propósito vocal, pero encontró algo más: el amor. Los dos quedaron prendidos y contrajeron matrimonio. A partir de aquí, todo fueron éxitos y aplausos para Miguel Fleta.
El debut de una estrella maña
Es en Milán donde Miguel Fleta debuta por primera vez en 1919 en el Teatro Comunale Giuseppe Verdi de Trieste interpretando un papel principal en la ópera ‘Francesca da Rimini’ de Zandonai. Cuatro años después actúa en el reputado Metropolitan de Nueva York. De esta manera, se convirtió en uno de los primeros oscense en llegar tan alto dentro del mundo de la música. Se podría decir que fue el Rosalía made in Aragón de los años 20.
Durante este década del pasado siglo, Fleta realizó giras por todo el mundo, llegando hasta territorio que en aquella época eran considerado muy muy lejano como China o algunos países de América del Sur. Así pues, se erige como un habitual de los mejores escenarios de las principales naciones europeas. Cabe destacar su participación en el estreno de ‘Turandot’ de Giacomo Puccini. El autor falleció antes de poder acabar la obra, de ahí que fuera tan sonada su representación.
La espléndida carrera del cantante
El tenor puede presumir de un importante repertorio operístico interpretado a la largo de toda su vida. 78 discos son los que componen la amplia discografía de Miguel Fleta. Sobresalen sus papeles de Radamés en ‘Aida’, de Giuseppe Verdi, y el de Don José, en ‘Carmen’, de George Bizet. Pero también deben ser mencionados sus colaboraciones en piezas como la Tosca de Giacomo Puccini, I puritani de Vincenzo Bellini, La bohème de Giacomo Puccini, Lohengrin de Richard Wagner, entre otras. Para los que no conocen el mundo de la ópera, estas composiciones son de Primera División, solo los mejores pueden cantarlas.
También se atrevió con registros como la zarzuela, canciones de Brahms y melodías populares, entre las que se encuentran jotas, nanas o himnos. Un artista de su talla no podía dedicarse exclusivamente a la música y se aventuró a colaborar en algunas películas. Dos de ellas son documentales: ‘Miguel Fleta en los jardines del chalet de los señores Pie-Sopena’ y ‘La boda de Miguel Fleta’. Las otras dos participaciones fueron en las cintas de dos directores de cine aragoneses, en concreto, naturales de La Almunia de Doña Godina. Junto a Adolfo Aznar grabó ‘Miguelón’ y con Florián Rey la adaptación a la gran pantalla de ‘Gigantes y cabezudos’.
La singularidad de Miguel Fleta
El que fuera conocido como el «tenor del franquismo», ya que se afilió a la Falange, poseía una voz excepcional. Su amplio registro y el dominio que poseía de su instrumento le permitía un fraseo prodigioso. Todo estos dotes unidos a su exquisito sentido y habilidad natural para la música lo convirtieron en una figura respetado en la historia de la lírica mundial. Pero, en 1927, comenzó su declive a causa de una faringitis que le obligó a apartarse un tiempo de los espectáculos.
Cuando regresó a los coliseos su voz no volvería a ser tan singular como lo había sido antes. Esto no le impidió seguir con su trabajo. El el 29 de mayo de 1938 la vida de Miguel Fleta llegó a su fin a consecuencia de una uremia. Su breve carrera fue truncada por su prematura muerte. Aun así, el cantante, que está enterrado en el cementerio de Torrero de Zaragoza, fue uno de los intérpretes más importantes de su época. Tal fue su fama y su talento que despertó verdadera pasión entre sus seguidores, llegando a enfrentarse estos con los admiradores de otro tenor español, Hipólito Lázaro. Al más puro estilo rivalidad entre los fans de Aitana versus fans de Cepeda.