Netflix lo ha vuelto a hacer. La plataforma digital ha lanzado una serie que ha conquistado a los espectadores de todo el mundo y no podemos sacarnos sus macabros juegos de la cabeza. Por eso, ha sido prácticamente imposible no imaginarnos como sería ‘El juego del Calamar’ si se celebrara en Zaragoza. El nombre sería otro. Está claro: ‘El juego del Calamar Bravo’.
Jugaremos, muévete luz verde. No te cantees de la silla y lee este artículo con el que seguro te robamos alguna risa. Eso sí, ni se ocurra replicarlos. Algunas de las actividades son excesivamente peligrosas. Por cierto, hay unos cuantos spoilers; pero, vamos, que a estas alturas estamos seguros que ya habréis visto la serie.
Juego 1: Chocolate inglés en Kenbo
Este juego no es muy diferente al de la producción coreana. El planteamiento es muy sencillo: la discoteca tiene el aforo completo y tu objetivo es colarte cuando el segurata no mire. Seguro que has jugado estos Pilares, así que no tendrás ningún problema. Ya sabemos que la persona de seguridad de Kenbo y la muñeca no se parecen mucho físicamente, pero el miedo que infunde su mirada es el mismo.
Juego 2: Adoquines asesinos
En el episodio número tres, los participantes son llevados a un patio de recreo infantil donde tienen que extraer de una golosina una forma: triángulo, círculo, estrella o paraguas. En el caso de Zaragoza, es mucho más fácil. Te dan un deliciosa y dulce adoquín, le das un mordisco y si no se te rompe ninguna pieza dental, ganas. Así somos los zaragozanos: gigantes, cabezudos y no le damos mil vueltas a las cosas. Claros como el agua, y de buena dentadura (esperamos, por tu bien).
Juego 3: La soga de Graus
Uno de los juegos más populares de la tradición aragonesa (con permiso de las tabas, los hoyetes y el tiro de barra) es la soga y, coincidencias de la vida, en esta serie también aparece. Pero en nuestra versión de las olimpiadas con destino fatal mañicas hemos querido darle un toque diferente. Los habitantes de esta tierra pecamos de ser un pelín tragaldabas. Por ello, en vez de una cuerda, en esta ocasión se utiliza una longaniza de graus y gana el equipo que más trozo se coma. Ya sabes, tira fuerte si no te quieres quedar con hambre (o morir).
Juego 4: Chapas con el anciano
La competición de ‘El Juego del Calamar Bravo’ tiene la misma dureza que la de la ficción de Netflix. No queremos recrear la escena más lacrimógena de la serie. Así pues, queremos hacer esta actividad más divertida. Aunque perfectamente se podría jugar a las canicas, nosotros vamos a optar por jugar a las chapas. Un juego tradicional también muy nuestro. Pero en este caso, tu oponente será uno de los señores del palo de la Plaza del Pilar y el propósito es conseguir todas las flores que luce en su bastón. La única regla es no usar la violencia. Apáñatelas como quieras para hacerte con todas (como los pokémon); juega a las chapas o escucha su chapa.
Juego 5: Pasarela hacia el Pilar
Esta prueba de ‘El juego del Calamar’ no te parecerá muy dificil, pues la has hecho mil veces; pero, ¿en cuántas ocasiones la has realizado con éxito. El objetivo es atravesar un día de lluvia la calle Alfonso I, desde el coso hasta la plaza del Pilar; si pisas una baldosa de las que escupen agua, has perdido. Lo sabemos, parece imposible, pero aún es más complicado. También debes estar atento de los patinetes temerarios que circulan por esta vía, así como de los repartidores de Glovo y los captadores de ONG. Evita que te paren o tu siguiente parada será Torrero.
Juego 6: El juego del Calamar (Bravo)
Este es el juego que da nombre a toda esta competición infernal y aunque de la impresión de que se pueda superar sin apenas despeinarse es un pelón tedioso e, incluso, arriesgado. Tienes que comerte un bocata del Calamar Bravo en menos de 50 segundos sin agua para pasar el trago. No es tarea fácil. Puede que se te haga bola, pero es lo que toca si quieres ganar el premio (y seguir vivo, evidentemente).
¿Qué te ha parecido nuestra propuesta de ‘El juego del Calamar’ made in Zaragoza? ¿Te animarías a participar?