Ha vuelto a pasar. Hoy toca compartir un momento familiar que atañe una gran tensión… ¿Quién será el tonto del haba? Esa frase tan nuestra no es más que el reflejo del miedo ante la posibilidad de tener que pagar el roscón de San Valero del año que viene. Si, como habéis oído. Seguro que muchos de vosotros y vosotras sabíais esto, pero para quienes no lo sepan hoy vamos a hablar de esa mítica expresión aragonesa ¡TONTOLHABA!
Una tradición muy aragonesa: el roscón de San Valero
El clásico insulto aragonés tiene mucho que ver con nuestra rara manía de celebrar todo con postres. Como sobraban del día de Reyes… ¿Por qué no repetir? Primero de economía del hogar: aprovechamiento alimenticio. Si la producción de roscones se alargaba un poco más… aprovechamos ingredientes. Hasta aquí todo correcto. Paso número dos, las sorpresas. Siempre hay una pequeña figurita ( antaño una moneda de duro) de dudosa calidad artística que se gusta de coleccionar en alguna alacena o repisa de la cocina; ¿Quién tiene lo que hay que tener para mostrar semejante aberración del arte en el salón? Nadie, absolutamente nadie. Bien, otro objetivo cumplido.
Ahora viene cuando se complica… ¿El haba? Si, el haba. Porque nuestra sociedad edulcorada se ha negado aceptar que a una persona le puedan estar llamando tonto durante un año pero antes, en esa época dorada para los más mayores, era el momento clave de toda esta reunión familiar. Dentro del roscón de Reyes o de San Valero se introducía una haba ( si, eso que cocido con oreja y morro levanta pasiones y odios a partes iguales). Cuál ruleta rusa, todo el mundo que se congregaba ante la mesa se miraba con el entrecejo fruncido y deseaba que en su trozo de roscón no apareciera la temida legumbre. Es más, lo que se deseaba es que le tocara al cuñado de turno o a algún miembro de la familia famoso por ser de mano prieta. Porque eso significaba que pagaría el roscón del año que viene y lo mejor de todo… Podías descargar tu inquina llamándole «tonto del haba» o «tonta del haba» durante un año con la satisfacción de tener la posesión de la verdad.
Somardismo ilustrado
Así es amigos y amigas, este insulto tan aragonés es la consecuencia de nuestro «somardismo ilustrado», ese sentido del humor tan nuestro e incomprendido fuera del territorio aragonés. Así que sí en vuestra mesa familiar aparece el temido postre, no perdáis la templanza, mirad bien el roscón por si se puede apreciar algún desnivel sospechoso y , lo más importante, ante la duda cambiad vuestra porción de roscón por la de aquel o aquella que a vuestro parecer se merezca este castigo anual. ¡Qué aproveche mañ@s!