La serie conocida como ‘Stranger Things’ no para de batir récords en Netflix. Los críticos han aplaudido esta producción audiovisual y las redes sociales se han inundado de comentarios positivos de sus entrañables personajes. Por ello, tras el maratón seriéfilo y la misteriosa -a la par que suculenta- secuencia post-créditos de la tercera temporada, tenemos ganas de más. Surge entonces una pregunta en el subconsciente: ¿Cómo sería Stranger Things en Zaragoza si la historia transcurriera aquí?
‘Cosas Raricas’ o ‘Somarder Things’
Si hablamos de una serie que relata las aventuras un grupo de amigos adolescentes que utilizan sus bicicletas para moverse por su -aparentemente- tranquila localidad durante las vacaciones estivales, nos damos cuenta que el argumento ya nos suena. Dejando atrás ‘Verano Azul’ y su pegadiza melodía, imaginemos que la gesta de Mike, Dustin y compañía tiene como escenario principal la ciudad del cierzo. Esto sería Stranger Things en Zaragoza.
Estos intrépidos niños son vecinos de una urbanización del Arrabal que aún respira el espíritu de la época prodigiosa española, aquellos maravillosos 80. Sus días de verano son sinónimo de piscina, fantasmikos y Pokémon Go, pero las noches son para disfrutar de la fresca. Veladas sobre ruedas para investigar las inmediaciones de su casa y acercarse a la orilla del Ebro para comprobar si éste guarda silencio al pasar por el Pilar.
Demogorgon con billete de entrada
En una de estas jornadas a la luz de la luna, uno de los componentes de la cuadrilla, Will (Guillermito para los amigos), atisba un Mewtwo (uno de los pokémon más deseados) próximo a él. Para conseguir atraparlo se embarca en soledad en un viaje con un difícil retorno en el que se tendrá que enfrentar al demogorgon.
Recordemos que el malo de ‘Stranger Things’ era un ente temido por todos que conduce a la gente a un mundo abandonado y desconocido. Ante tal descripción, el demogorgon solo puede ser el tranvía de Zaragoza, cuyo destino final está cercano a Arcosur. Es fácil llegar a este desierto todavía inexplorado, pero volver es prácticamente imposible.
Winona Ryder en el Pilar
Desesperada, la madre del desaparecido Guillermito decide acudir a la Basílica del Pilar para pedir a la Virgen por el devenir de su pequeño. Como es habitual en ella, Joyce Byers decide echar una moneda para encender una vela en calidad de oración. Al hacerlo observa que las bombillas parpadean siguiendo un patrón. Rápidamente dibuja un abecedario asociando letras a las diferentes luces. El mensaje que recibe es claro: «Me he vuelto a perder, pero esto no es Puerto Venecia», Stranger Things en Zaragoza.
Pasado un segundo, el teléfono de esta desesperada madre comienza a sonar. Al otro lado se escucha la inconfundible voz de Will que únicamente articula una frase: «Hola, soy Edu, ¡Feliz Navidad!».
Un final realista para Stranger Things en Zaragoza
Como podéis imaginar, el enfado de la madre es monumental. La gravedad de la situación es obvia y el niño, siendo consciente de esto, decide gastarle una broma. El rapapolvo que recibe es parecido al que se llevó cuando a principio de verano le enseñó las notas a sus progenitores.
Will cruza la puerta de su casa una hora después sin dar explicaciones a su madre de cómo ha conseguido volver. De esta forma, se pone punto y final a esta historia mucho antes de la esperado. Pero, como bien dice el refrán -y tomando una significado diferente al habitual-, más vale maña que fuerza. Y es que si la madre de un protagonista de Stranger Things en Zaragoza es de aquí, no esperes que se ande con rodeos o la reprimenda será épica.