Camposanto: un pueblito Mexicano en el centro de Zaragoza

La puerta del restaurante Camposanto es mágica. No se puede explicar de otra manera lo que ocurre cuando entras. Nada más abrirla, un altar lleno de coloridas flores, calaveras, velas e imágenes de las figuras más queridas de México te recibe en la penumbra. Cuando te acercas, su hechizo te transporta por el famoso Portal del Día de los Muertos de la película Coco, hasta llevarte a un pueblito en lo más profundo de la nación azteca. Ahí, en sus calles o en sus casitas, puedes disfrutar de una comida que expresa todo el amor de sus creadores por la gastronomía Mexicana, unida a otras influencias por descubrir en algunos los platos más sorprendentes y llenos de expresividad que puedes encontrar en la ciudad.

Uno de los responsables de este viaje es Diego Marcos, uno de los CEOs y creadores del Grupo Laminero, famosos en la ciudad por hacer de la visita a sus locales una vivencia imposible de olvidar.

Necesitamos saber, ¿cómo nació algo tan especial como Camposanto?

Nos gusta que nuestros locales no sean restaurantes normales, sino que cada uno tenga una temática especial que encaje con nuestro concepto. Intentamos crear experiencias tanto a nivel de cocina como de decoración. Camposanto es parte de un recorrido. Llevo ya 20 años en este local. Primero fueron Los Bestias, que fue otra etapa de mi vida, luego llegó La Quebradora, que era un mexicano puro, y después evolucionamos hasta Camposanto, que es nuestra versión más actual y con más identidad propia.

¿Cómo definirías esta identidad?

Hemos intentado guardar los sabores mexicanos auténticos en muchos platos, pero también añadir un toque de fusión. Hay muchos platos y elementos genuinos como la salsa de mole, tacos pastor o tacos cochinita que nos los solicitaba mucho nuestra clientela mexicana. Y luego le hemos metido, por ejemplo, tacos de pollo tikka masala o de rabo de toro. Lo hemos hecho con mucho mimo y a la gente le esta gustando, está teniendo muy buena acogida. La idea es también ir rotando platos y tacos con sabores de muchos sitios. 

¿Qué dicen los clientes sobre estas propuestas gastronómicas?

Hay quien viene a comer comida mexicana tradicional, y las críticas están siendo muy buenas, y hay gente a la que le gusta probar cosas nuevas, propuestas más diferentes y arriesgadas. Tenemos mucha variedad, y la idea es que vengas un día y tengas, como ahora, los tacos de solomillo con mango; el de camarones, vieira y calamar o el de lomo con foie, y que vengas dentro de un tiempo y puedas probar otros totalmente distintos.

También, con el tema del picante, hay a quien le tira para atrás la comida mexicana…

Sí, por eso el picante siempre lo ponemos aparte, que nadie se asuste. Es un concepto es que está muy interiorizado aún, pero va todo el picante va aparte. Vamos, que lo que es picar, no pica nada si uno no quiere.

Pero no sólo vuestra comida sorprende, es que aquí te sientes dentro de una película.

Sí, nuestra intención es que, mires donde mires, te encuentres en un pueblo mexicano inspirado en la película Coco. Desde el propio suelo hasta gatos escondidos por los tejados o las llamas “de verdad” en las cocinas de las casitas. Hemos cuidado cada detalle para darle el mayor realismo.

Nos esforzamos en que tanto la decoración, como la gastronomía y el personal estén al mismo nivel de excelencia.

Y, ¿qué ofrecéis en cuanto a coctelería?

Desde margaritas de sabores, hasta micheladas o mezcal. Además ponemos las bebidas en unos cantaritos de barro artesanales muy chulos, todo muy cuidado y en armonía con la experiencia y la decoración. 

Hemos visto también lo de los insectos… 

Tenemos grillos chiquititos, que los ponemos con sal de gusano también al principio. Son los chapulines, unos pequeños saltamontes que se comen mucho en México. Tienen un sabor tostado, crujiente, con un toque a frutos secos. Realmente, lo más curioso es la textura. Tienen su gracia, es algo diferente, pero a quien le gusta, repite.

Nos despedimos de Camposanto, lindo y querido, con su magia y sus sabores espectaculares todavía envolviéndonos. Lo que es seguro es que volveremos pronto porque, como pasa con el propio México, es un lugar del aún no te has ido y ya estás queriendo regresar.

Tú también puedes vivir esta experiencia visitándolos en Calle Princesa 3.