Cuando estudiamos la historia de Aragón, el león es de suma importancia. Especialmente durante la época de Alfonso I el Batallador y sus conquistas en el valle del Ebro, las explicaciones comunes suelen ser bastante simplistas. Se suele decir que Zaragoza fue conquistada a los musulmanes en el año 1118 y ya está. Sin embargo, la realidad fue mucho más compleja.
El león, símbolo de Zaragoza
Después de la muerte de Alfonso I el Batallador en 1134, estalló una serie de conflictos sucesorios y políticos que pusieron en peligro el control aragonés sobre Zaragoza y otras ciudades del valle del Ebro. La nobleza aragonesa, en disputa con las órdenes militares a las que Alfonso había legado su reino según su testamento, buscó a Ramiro, hermano menor de Alfonso, que en ese momento era obispo de Roda-Barbastro, y lo proclamó rey.
Esto desencadenó un enfrentamiento con las órdenes militares y el papado, que querían hacer valer el testamento de Alfonso I. Además, la muerte del rey en la Batalla de Fraga a manos de los musulmanes en 1134 generó una sensación de vulnerabilidad en el valle del Ebro, recién conquistado unos años antes.
Aprovechando la debilidad de Aragón, el rey de León, Alfonso VII, intervino y ocupó Zaragoza a finales de 1134 con el pretexto de protegerla de las amenazas musulmanas y asegurar su propio dominio sobre la ciudad. Ramiro intentó reclamar la ciudad al año siguiente, pero se vio sin fuerza para negociar y decidió reorganizar sus dominios en el norte.
Durante este período, Aragón enfrentó amenazas internas y externas, con la nobleza buscando sacar provecho del caos y los Estados vecinos esperando la desaparición de la Casa de Aragón para expandir sus propios dominios.
Finalmente, Ramiro II logró consolidar su posición como rey, sometiendo a la nobleza y casándose para asegurar la continuidad de su linaje con su hija Petronila.
La situación en Zaragoza se resolvió en agosto de 1136, cuando Alfonso VII cedió la ciudad a Ramiro II tras presiones del Papa y preocupaciones políticas. Sin embargo, el rey leonés obtuvo beneficios territoriales y simbólicos a cambio, incluyendo un matrimonio pactado entre Petronila y su hijo que finalmente no se llevó a cabo.
Este episodio fue crucial en la historia de Aragón y Zaragoza, y se sugiere que el símbolo del león, emblema del reino leonés, podría tener sus raíces en este período histórico.