Ya ha llegado la primavera a Zaragoza. La estación más colorida del año llena de vida y alegría cada recoveco de la ciudad. Tiempo ideal para dar un paseo disfrutando de la explosión floral de parques y jardines. Paréntesis necesario en la, a veces, ruidosa y contaminante rutina urbana.
La pandemia ha empujado a los zaragozanos a redescubrir las zonas verdes. Un plan muy sano que permite, además de cambiar de aires, poner en valor el creciente patrimonio ecológico de Zaragoza. Te proponemos un bucólico viaje por la primavera zaragozana en nuestra sección Qué ver y Hacer.
Los parques de Zaragoza, pulmones esenciales
Si bien es cierto que miles de árboles pueblan las urbes, no hay mejor forma de reverdecer el tejido metropolitano que creando grandes parques. Zaragoza tiene suerte en ese aspecto, pues goza de un ecosistema privilegiado, apareciendo entre las ciudades más verdes de España. El número total de parques es elevado, pero destacamos tres muy emblemáticos a continuación.
El espacio ajardinado por antonomasia es el parque José Antonio Labordeta. Conocido por los maños como “parque Grande”, fue inaugurado en 1929 y desde entonces sus más de 40 hectáreas son la principal atracción arbórea y floral de Zaragoza en primavera. Cuenta con un jardín botánico, un histórico quiosco de la música y diversos espacios de hostelería. Su extensión hacia el sur, a lo largo de los Pinares de Venecia, deviene en singular bosque urbano. En unos meses, la oferta se completará con una hermosa rosaleda bullente desde el puente de los Cantautores hasta el Batallador.
Otros jardines muy amplios son el Parque del Agua Luis Buñuel y el Parque Lineal de Plaza. El primero, de 120 hectáreas, nació con la Expo 2008, erigiéndose en los terrenos del meandro de Ranillas. Hoy es una zona muy frecuentada compuesta por huertos, caminos salvajes, bosque de ribera e incluso un campo de golf. Mientras, el segundo, de 62 h2, se expande entre el Canal Imperial y la plataforma logística PlaZa. Posee una vasta campiña llena de árboles, integrada por lagos y coronada con esculturas variopintas. Aunque diferentes, los tres parques comparten una fantástica propuesta natural y de ocio que les convierte en imprescindibles.
Un urbanismo más agradable
Pero no sólo en los parques se disfruta del verdor primaveral. Buena parte de las calles y plazas de Zaragoza también se hallan arboladas en primavera. En concreto, la capital aragonesa dispone de un total de 165.000 árboles de diversas especies. Un mar vegetal excepcional.
Tanto en el centro como en los barrios, su existencia imprime un carácter más simpático a la trama urbana. Magníficos ejemplos son el espectáculo de los tilos en el Paseo de la Independencia, las praderas ondulantes de la Plaza de los Sitios o las exuberantes variedades arbóreas y florales en Gran Vía, Sagasta o Constitución.
No hay que olvidar, asimismo, que Zaragoza está vertebrada por hasta tres serpenteantes ríos. El padre Ebro cruza de oeste a este, el Huerva se zambulle plácidamente hacia el sur y el Gállego se descuelga desde el Pirineo. Un hervidero de biodiversidad en primavera, extendido por los cuatro puntos cardinales de la ciudad, al que se suma silenciosamente el Canal Imperial de Aragón.
Árboles que son futuro
Aunque la superficie verde de Zaragoza es casi ilimitada, el futuro va a estar marcado por la reforestación. El ayuntamiento se halla inmerso en un ambicioso proceso de plantación que persigue eliminar los más de 7000 alcorques existentes. En los próximos meses se podrá disfrutar del resultado.
Y no es el único proyecto. La apuesta municipal por la ecología, siguiendo los objetivos de la Agenda 2030 de la ONU, ha dado pie a la iniciativa Bosque de los Zaragozanos. Esta revolucionaria idea, en la que participa la fundación Ecodes, permitirá en los próximos 10 años plantar hasta 700.000 árboles extra, uno por cada habitante, repoblando numerosas zonas hoy desertizadas.
Un tapiz verde que se prolongará por las áreas más depauperadas de los límites de la ciudad, acompañando los cursos fluviales y uniendo todos los puntos ajardinados de la capital aragonesa. Una ambiciosa declaración de intenciones que colocará a la ciudad como referente medioambiental a nivel nacional e internacional. ¡Y garantía de que la primavera seguirá brillando con fuerza en Zaragoza!