Tres pozas del río Piedra donde refrescarte

Si te apasiona la montaña, las excursiones con mochila ligera y terminar el día con un baño en aguas naturales, el río Piedra, situado en el Monasterio de Piedra en Zaragoza, guarda tres rincones que tienes que conocer.

En este artículo te vamos a mostrar dónde se encuentran cada uno de ellos, y lo qué se puede hacer para disfrutar de la experiencia, siempre respetando el entorno y sin llevarte un disgusto al final de la aventura.

La Requijada: el salto y su poza

Es uno de los rincones más llamativos del entorno de Nuévalos. Se trata de un salto de agua de unos 10 metros de altura que desemboca en una poza natural rodeada de cortados calizos y choperas. El lugar ofrece un paisaje espectacular, perfecto para fotografiar la naturaleza y, siempre que las condiciones lo permitan y no haya señalización en contra, para refrescarse en la balsa de agua que se forma a tus pies.

El acceso es sencillo: Se llega por pista y un sendero corto, lo que convierte la excursión en una salida cómoda que apenas requiere una hora ida y vuelta desde los miradores más próximos.

Consejos prácticos: Teniendo en cuenta que las rocas resbalan, es recomendable llevar un calzado de trekking con buena suela. También es importante evitar entrar al agua si viene caudalosa tras lluvias, tampoco hay que saltar desde alturas sin revisar previamente la profundidad y el fondo. Lleva siempre un botiquín pequeño y móvil con batería.

Pozo de los Chorros

Es una de las pozas más espectaculares del río Piedra, donde el agua cae entre las rocas formando pequeñas badinas y una poza central más profunda. Este lugar es muy popular entre los vecinos del entorno, quienes buscan un baño refrescante en aguas limpias cerca del Monasterio de Piedra. El entorno natural, con sus juegos de luz, y el murmullo del agua, lo convierte en un lugar perfecto para relajarse en verano.

Cómo llegar: Desde Nuévalos parten varias pistas y senderos que siguen el cauce del río. Lo más recomendable es preguntar a las autoridades o conocedores del entorno sobre cuál es el acceso más adecuado, dependiendo de la época del año, y el estado de los caminos para llegar a la poza.

Seguridad y respeto: En los días de calor puede estar muy concurrido, así que conviene respetar el espacio de otros bañistas y, sobre todo, no dejar basura. Evita saltos improvisados sin comprobar antes el fondo y la fuerza del agua. También es importante tener en cuenta que, las formaciones rocosas son frágiles y forman parte del hábitat del río, por lo que hay que disfrutar del lugar con cuidado y responsabilidad.

Embalse de La Tranquera, la “playa” del valle

El Embalse de La Tranquera ofrece una alternativa distinta a las pozas naturales del río Piedra. Aquí, en la confluencia con los ríos Mesa y Ortiz, el agua se abre en un amplio pantano cuyas orillas han dado lugar a zonas de baño tranquilas y a una pequeña playa fluvial. Es un lugar ideal para familias y grupos que buscan comodidad: orillas accesibles, espacios de picnic y opciones para practicar kayak o simplemente disfrutar de un baño seguro con buenas vistas al valle.

Permisos y servicios: En la mayor parte del embalse está permitido bañarse, aunque conviene revisar los avisos municipales o la señalización de la zona sobre calidad del agua y áreas habilitadas. Es una opción perfecta para quienes prefieren aguas calmadas y facilidades de acceso frente a la aventura más salvaje de las pozas de río.

Para los que todavía no están muy convencidos de esta poza, en este vídeo pueden ver las espectaculares vistas que ofrece el paisaje del embalse: https://youtu.be/IYOcpU9VugQ

Nota importante y veraz sobre el Monasterio de Piedra

El Parque-Jardín Histórico del Monasterio de Piedra es uno de los grandes tesoros naturales de Aragón, famoso por cascadas como La Caprichosa, la Cola de Caballo o el Lago del Espejo, además de sus impresionantes formaciones de travertino.

Formaciones de roca “travertino“, del Monasterio de Piedra

Sin embargo, es fundamental recordar que está prohibido bañarse dentro del recinto del parque. La normativa responde a motivos de seguridad, conservación e higiene. Por tanto, no hay que confundir “visitar y contemplar las pozas” con “entrar en ellas”.

Si quieres darte un baño en aguas del río Piedra, la opción es hacerlo en tramos públicos fuera del parque, como los que se encuentran aguas arriba o en el entorno de Nuévalos, siempre respetando la normativa local.

Además, conviene tener en cuenta que el espectacular paisaje del Monasterio se debe a procesos kársticos, formados cuando el agua choca en la roca, y a la deposición de carbonato cálcico (travertino). Esa es la razón de las superficies blanquecinas, las represas naturales y la fragilidad del entorno frente al paso masivo de personas. P

ara protegerlo, es clave no salirse de los senderos señalizados ni tocar ni frotar las formaciones.

Consejos básicos para disfrutar, respetando el entorno

• Infórmate antes: revisa el caudal tras lluvias y consulta avisos municipales o señalización en Nuévalos y su Oficina de Turismo.
• Seguridad: nada de saltos improvisados. Comprueba siempre la profundidad con un palo y revisa el fondo. Evita las zonas con corrientes fuertes.
• Respeto ambiental: no dejes basura ni restos de comida. Incluso los desechos orgánicos alteran la calidad del agua y atraen fauna que rompe el equilibrio natural.
• Cuidado con jabones: no uses champú ni gel en el río; contaminan y dañan la microfauna acuática.
• Calzado adecuado: lleva sandalias cerradas o escarpines; las rocas y algas pueden ser muy resbaladizas.
• Prevención: si te adentras en hoces o cañones poco transitados, avisa antes a alguien de tu ruta. La cobertura móvil puede fallar en estas zonas.

El río Piedra y su entorno ofrecen rincones únicos para refrescarse, desde saltos escondidos hasta playas tranquilas de embalse. Pero lo que hace especial a este lugar no es solo el agua cristalina, sino el equilibrio entre naturaleza y personas que quieren disfrutar de la experiencia. Si elegimos bien dónde bañarnos, respetamos las normas y cuidamos el entorno que nos rodea, cada visita puede convertirse en una aventura inolvidable sin poner en riesgo nuestro patrimonio natural.