La menopausia es un proceso natural por el que pasará más del 90% de las mujeres de nuestro país. Sin embargo, todavía hoy existen ciertos aspectos poco conocidos de esta fase del ciclo vital de muchas personas. ¿Requiere tratamiento?, ¿cuáles son sus síntomas?, ¿todos los sofocos son iguales?, ¿afecta al deseo y a la vida sexual? Estos son algunos de los temores y dudas que tratamos de resolver en la sección ‘Entre Nosotras’, impulsada por Quirónsalud Zaragoza. ¿Cómo? Con una interesante conversación con la doctora Laura Baquedano, ginecóloga de la Unidad de la Mujer de Quirónsalud Zaragoza. Una forma de abordar la menopausia sin miedo y sin tabús. ¿Quieres saber más? Dale al play.
¿Qué es la menopausia?
Es una de las etapas más largas de la vida de la mujer, que frecuentemente requiere ciertos cambios en su estilo de vida, así como un abordaje particular desde el punto de vista ginecológico por sus consecuencias a corto y largo plazo. Se produce en torno a los 50 años cuando cesa la menstruación y comienza lo que se conoce como climaterio. Hasta un 80% de las mujeres postmenopáusicas o en el período de transición presentan síntomas relacionados con este proceso, que llegan a afectar de forma muy importante a su calidad de vida: nos referimos a los sofocos, dificultad para dormir, alteraciones del estado de ánimo o incluso síntomas a nivel genital o sexual. A largo plazo, aumenta el riesgo de osteoporosis o de enfermedad cardiovascular, entre otras patologías.
¿Qué cambios produce?
Durante la menopausia, la vagina sufre diversos cambios debido al declive hormonal, ya que es el órgano con más receptores de estrógenos. La mayoría de las mujeres que están en la etapa posmenopáusica sufren pérdida de elasticidad y atrofia en la vulva y vagina. Además, aparecen síntomas asociados como dolor con la penetración, sangrado, escozor o picor tras las relaciones sexuales e incluso los mismos síntomas sin tener relaciones sexuales.
Igualmente, se producen cambios en la microbiota vaginal (antes conocida como «flora»), produciendo predisposición para las infecciones vaginales y urinarias, cambios en el olor del flujo vaginal, y de nuevo picor o escozor vaginal aún sin existencia de infección. Todo ello puede suponer una merma en la calidad de vida de las mujeres, en especial en la esfera sexual.
¿Qué debo hacer para mejorar mi salud vaginal?
Es importante intentar mantener una adecuada higiene, tener hábitos de vida saludables, evitando tóxicos como el alcohol y el tabaco, realizar ejercicios de Kejel e hipopresivos, mantener una alimentación variada, equilibrada, baja sobre todo en azúcares de rápida absorción. Para aliviar los síntomas de escozor y dolor con la penetración es fundamental asegurar una hidratación adecuada de los genitales. Por eso se recomiendan tanto los hidratantes vulvares como vaginales. Además, si hay un problema de lubricación y la penetración duele, se recomienda el uso de lubricantes acuosos para disminuir las sensaciones desagradables en las relaciones sexuales.
Cuando los síntomas son moderados o severos, el tratamiento más frecuentemente indicado son los estrógenos locales, que administrados en forma de cremas, óvulos, comprimidos o anillo vaginal son igualmente seguros y eficaces. Además, contamos con la prasterona, una molécula que actúa también de forma local y favorece especialmente las relaciones sexuales.
Existe un tratamiento vía oral aprobado para la sequedad y el dolor asociado a las relaciones sexuales y también puede utilizarse el láser como técnica regenerativa con buenos resultados a corto y largo plazo. La valoración ginecológica de los síntomas y la correcta información por parte del sanitario de las diferentes opciones terapéuticas teniendo en cuenta las preferencias y connotaciones personales de cada paciente, contribuirá a encontrar la mejor solución para cada mujer con clínica vulvo-vaginal asociada a la menopausia.