El Galacho de Juslibol, ubicado a dos kilómetros del barrio rural de Juslibol en Zaragoza, España, se erige como un espacio natural de gran relevancia geológica y ecológica. Reconocido como Lugar de Interés Geológico y Humedal Singular de Aragón, su núcleo central es el bosque en galería de un meandro abandonado del río Ebro formado en 1961 debido a una extraordinaria crecida.
El Galacho de Juslibol
Rodeado por áreas militares, el galacho ha preservado su biodiversidad al limitar el pastoreo y la agricultura en sus proximidades. Su ubicación estratégica entre el río Ebro y el escarpe de yesos define su singularidad geográfica. Abarcando aproximadamente 100 hectáreas, el área protegida incluye el meandro, el cortado, y zonas aledañas.
A lo largo de las décadas, el galacho ha experimentado amenazas, desde la alteración indebida por actividades como la caza y la pesca hasta el relleno con residuos y la introducción de especies foráneas. La extracción de grava ha dado origen a lagunas actuales, transformando el paisaje y proporcionando hábitats propicios para aves y otras especies.
La acción humana, marcada por la expansión agrícola y la fiebre del chopo, ha impactado negativamente en los antiguos sotos y ha llevado a la pérdida de hábitats vírgenes en la región. Sin embargo, es notable el esfuerzo de conservación, evidenciado por la creación de un Plan Especial de Protección en 1998 y la construcción de infraestructuras como el Centro de Interpretación de la Naturaleza.
El galacho se convierte en una importante área de inundación durante las crecidas del Ebro, cumpliendo una función clave en la contención de inundaciones en zonas bajas. La interacción entre el agua del río y las lagunas antropogénicas crea un ecosistema dinámico y único.
A pesar de los desafíos históricos, la sensibilidad ambiental de algunos propietarios de tierras y la colaboración entre instituciones han permitido preservar este espacio natural, conservando la diversidad biológica y ofreciendo oportunidades educativas y recreativas para la comunidad. El Galacho de Juslibol representa un testimonio de la compleja relación entre la actividad humana y la conservación de la naturaleza en una región de características geográficas y climáticas particulares.
Geografía del Galacho de Juslibol
Geográficamente, el galacho se encuentra entre el curso actual del Ebro y el escarpe de yesos, en una llanura de inundación de cauce divagante. Rodeado por áreas militares restringidas y zonas agrícolas, el galacho ha conservado su biodiversidad gracias a décadas sin intervención humana directa.
El área protegida abarca aproximadamente 100 hectáreas, incluyendo el antiguo meandro, el cortado, y zonas alrededor. Reconociendo su valor ecológico, el Ayuntamiento de Zaragoza encargó un Plan Especial de Protección en 1998, dando lugar a la construcción de instalaciones como el Centro de Interpretación de la Naturaleza.
El galacho ha experimentado desafíos históricos, como la alteración indebida debido a actividades como la caza, pesca y pastoreo, así como la introducción de especies animales ajenas. Sin embargo, esfuerzos de conservación han permitido la recuperación de este ecosistema único.
En términos de flora y fauna, el Galacho de Juslibol alberga diversas comunidades vegetales, desde pastizales y sotos hasta zonas esteparias y áreas de transición. La vegetación natural, afectada por las acciones humanas, ha experimentado esfuerzos de restauración y reintroducción de especies.
Flora y fauna
La preservación del galacho ha sido clave para mantener la biodiversidad, con más de 350 especies botánicas identificadas en el área. Además, la protección de la vegetación ripícola ha desempeñado un papel crucial como filtro y defensa natural durante las avenidas del río Ebro.
En cuanto a la fauna, el galacho es hogar de diversas especies, desde mamíferos como tejones y zorros hasta aves como garzas, cormoranes y rapaces. La presencia de hábitats acuáticos y riparios ha creado condiciones propicias para la vida animal, contribuyendo a la conservación de especies únicas.
En resumen, el Galacho de Juslibol destaca como un tesoro natural, donde la interacción armoniosa entre la geología, la hidrología y la biodiversidad crea un entorno único y valioso que merece ser preservado.
La vegetación predominante, fuera de la influencia directa del acuífero de agua dulce, está compuesta por plantas xerófilas mediterráneas con numerosos endemismos. Los pastos estacionales, enfrentando la sequía estival y el periodo de latencia invernal, han llevado al degradado del chaparral, que ahora se presenta como romerales, tomillares o aliagares.
En las zonas más expuestas al viento y al fuego, se encuentran estepas y espartales, mientras que los biomas salinos y yesíferos tienen su propia vegetación específica. La presencia de 350 especies botánicas raras en una parcela de 100 hectáreas ha destacado la fragilidad de esta flora, instando a la necesidad de su preservación.
La existencia y protección del espacio natural no solo se han centrado en la flora, sino que también han buscado preservar la biodiversidad biológica en su conjunto. Los bancos de biodiversidad actúan como botánicos de semillas para las poblaciones ibéricas, catalogadas como «sensibles a la alteración de su hábitat».
La vegetación en los márgenes actúa como un filtro de gran valor ecológico y resistencia durante las avenidas del Ebro. En el pasado, la vegetación de ribera tenía una función defensiva y de filtro natural, pero hoy en día, en gran parte del cauce, esta función ha sido reemplazada por costosas obras de ingeniería.
La ubicación geográfica entre áreas restringidas ha permitido la conservación de diversas especies vegetales y animales en el Galacho, incluyendo Quercus coccifera, boj, laurel, y una variedad de animales como garduñas, tejones, liebres, aves rapaces y una amplia diversidad de reptiles.
En resumen, el Galacho de Juslibol se presenta como un hábitat único y valioso, donde la interacción entre el agua, la geología y la biodiversidad crea un entorno natural significativo que merece ser cuidado y preservado.