Los barrios históricos de las ciudades conservan la esencia particular de la metrópoli sin la que sería imposible entender su existencia. Construcciones imponentes de gran valor monumental, viejas viviendas dueñas del pretérito estilo de vida y bodegas que nos recuerdan el misterioso ecosistema subterráneo medieval.
Zaragoza, con más de 2000 años de historia, posee el segundo casco antiguo más grande de España. Y es en el Gancho, la zona este pegada al río Ebro, donde se comprueba con facilidad la influencia de la historia en la capital aragonesa. Lugar de paso de una pluralidad de culturas, el barrio encuentra en la calle Predicadores su mejor carta de presentación. ¿Quieres saber más? ¡Pues sigue leyendo!
Una rica historia tras sus paredes y subsuelos
La huella del pasado en este solariego dominio urbano es visible gracias a dos solemnes edificios que conservan la arquitectura original de la época. El que fuera Convento de Santo Domingo, fundado en el siglo XIII, mantiene todavía el refectorio, erigido en el siglo XIV, hoy sede del Centro de Documentación del Agua y del Medio Ambiente. Asimismo, en los restos del claustro se integra en la actualidad la iglesia de la Casa Amparo, actual residencia de ancianos. Su fachada fue proyectada por Ricardo Magdalena en 1905.
Parte del cenobio fue también colegio preparatorio militar, construido entre 1886 y 1890 por el citado arquitecto, edificio que más tarde haría, entre otras, las funciones de ayuntamiento, colegio e instituto. Hoy se utiliza como Centro Social Comunitario Luis Buñuel, un proyecto, envuelto en polémica política y judicial, que espera su definición final como espacio estable de participación autogestionado.
Calle Predicadores | Archivo Ayuntamiento Zaragoza

Calle Predicadores con el Palacio de Villahermosa en primer plano a la izquierda | Sergio Rupérez
Otro de los inmuebles representativos de la calle es el palacio barroco de Villahermosa, del que se conserva tan sólo su fachada levantada entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. Hoy aguarda en su interior el Colegio Público Santo Domingo, aunque en el pasado fue cárcel, tribunal de la Santa Inquisición, archivo y juzgado. No hay que olvidar, por último, que la travesía se denominó calle de la Democracia desde 1868 hasta la Guerra Civil. Un bonito recuerdo de otros tiempos.
Locales con solera bajo una sinuosa y añeja trama urbana
Predicadores no sólo ha sido una calle llena de vida por su localización, sino también por su pulsión comercial. Ya hace décadas era un punto neurálgico del comercio zaragozano, pero hoy desgraciadamente sufre una paulatina degradación que afecta al resto del Gancho.

La Bóveda | Sergio Rupérez
Mi compra Gourmet. Antiguo almacén de Legumbres | Sergio Rupérez
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Pasquier | Sergio Rupérez
Sin embargo, pese a que sería necesario un plan de revitalización, todavía conserva establecimientos muy interesantes como La Bóveda, sala de conciertos incluida dentro del Albergue en un edificio protegido y restaurado. Igualmente destaca el viejo almacén de Legumbres y Patatas, abierto desde 1899 y hoy convertido en la novedosa propuesta Mi compra gourmet. Asimismo, desde 1957 la pastelería Pasquier endulza a los zaragozanos con sus exquisitos productos, ideales para paladares lamineros.
La renovación de toda la calle posiblemente atraerá a nuevos emprendedores que aportarán lustre a la vía, devolviéndole su característica impronta. Iniciativas diferenciadas, en alimentación, hostelería o cultura, siguiendo el ejemplo de la Magdalena, en el otro extremo del centro histórico, podrían ser a buen seguro garantía de éxito.
Un anhelado renacer
La calle Predicadores se halla en este momento en un periodo de transformación. Con siglos a sus espaldas, la vía va a experimentar una metamorfosis profunda que la va a adaptar al siglo XXI. Si bien es cierto que los edificios, salvo algunas restauraciones puntuales en viviendas, no van a experimentar grandes cambios, el resto de la calle va a ser muy diferente. Un proyecto ambicioso.
En esta ocasión las aceras se amplían, permitiendo más comodidades para el viandante, se añade la cota cero, para facilitar la movilidad peatonal, y se plantan alrededor de 20 árboles de tamaño medio y arbustos para reverdecer la zona. Además, se ha aprovechado para renovar los suministros así como el mobiliario urbano, incorporando farolas estilo alfonsino y bancos, para convertir la calle en un auténtico salón urbano.
Proyecto de la reforma | Ayuntamiento de Zaragoza
Primer tramo renovado | Sergio Rupérez
Primer tramo renovado nocturno | Sergio Rupérez
Junto con Predicadores, también se va a intervenir en la calle Mossen Pedro Dosset, que pasará a contar con plataforma única e iluminación renovada. Asimismo, el entorno de la Plaza Santo Domingo, donde se ubica el Teatro del Mercado, también sufrirá cambios adaptándolo a la nueva imagen de la simbólica arteria. Con esta renovación, el Gancho gana circulación peatonal y se convierte en un barrio más atractivo para vecinos, zaragozanos y turistas.
En el futuro, gracias a esta actuación, sumada a la restauración del área Pignatelli-Zamoray y de la plaza Salamero, el centro quedará unido a San Pablo mediante agradables paseos, alejados del ruido y la contaminación. Ojalá esta ambiciosa conversión dé paso a nuevas operaciones que mejoren la estética de Cesaraugusto, el entorno de la Sala Oasis e incluso, quien sabe, si la peatonalización total de Echegaray y Caballero.